Hace un par de meses, un familiar tuyo me habló de ti, y del padecimiento de tu hijo, causado por una persona que pertenecía a vuestro entorno de confianza. Tu hijo, una criatura que apenas se asoma a la adolescencia.
Le dije a tu familiar que te pasara mi contacto, desde entonces espero tu llamada. Sé que tienes miedo, crees que nadie os podrá ayudar y estás convencida de que no podré entenderlo ni ayudarte. No me hace falta conocerte, ni tan siquiera saber tu nombre para comprender por lo que estais pasando.
Tu familiar me contó que tu hijo ya ha tenido varios brotes psicóticos, que ya lleva varios ingresos hospitalarios y que todas las semanas tiene visitas con el psicólogo. Tu familiar te habló de mí y te contó que yo soy Escuchadora de Voces, que siento cosas muy parecidas a las que le ocurre a tu hijo.
Permite que te haga una simple reflexión en torno al brote psicótico que tanto te preocupa. La fórmula que ha encontrado tu hijo para avisar y pedir ayuda ha sido a través del brote, si no hubiera sido por el brote, posiblemente, le hubiesen seguido haciendo daño durante más tiempo, incluso durante años. Por lo que el daño causado habría sido mayor y tu hijo podría haber utilizado otra forma de pedir ayuda mucho más “dañina” para sí mismo, como por ejemplo, una adicción de cualquier tipo, o autolesionándose. Sí, puede parecer chocante, pero el hecho de que tu hijo haya pedido ayuda a través de la psicosis, no me parece algo grave. Tal vez sea, porque yo misma lo he vivido.
Sé por qué no me llamas, sé a qué tienes miedo. Tienes miedo a que se sepa que tu hijo sufrió abusos sexuales. Temes que sea señalado por la sociedad, como el causante del daño que le hicieron. Por favor, no tengas miedo, llámame, hablemos y sobre todo ayudemos a tu hijo. No estáis solos ante esto, los supervivientes estamos con vosotros.
Rosa García, alias Chica Asteri



