A los 18 años, durante una fuerte depresión que me dejó encerrada durante un año en mi casa, empecé a ser visitada por un extraterrestre, Urco. Sentía un “calor” que emanaba de su presencia. Recuerdo despertar de noche a causa de los terrores nocturnos y “verlo” sentado en mi cama, a la altura de mis rodillas, diciéndome “tranquila, mi niña tranquila”. Era una figura de color gris brillante. Sentía su cariño, lo sentía cerca, acompañándome en mi soledad. Una vez le ví en color, vestia un traje rojo, era un ser albino de pelo amarillo casi blanco, piel rosada, grandes ojos y una enorme sonrisa. Recuerdo una vez que estaba en mi habitación escuchando música, y de repente me encontré semi tumbada en mi cama, inmediatamente supe que había sido visitada por él, con una sensación increíble de bienestar, que fue como tener un orgasmo en el cerebro.
Me engañó durante varios años para que no intentara suicidarme, diciéndome que había un futuro para mí, que más adelante lo entendería. Hasta que con 22 años no aguanto más la situación en mi casa y muy enfadada le grité “es que tú me estás engañando para que yo siga viva”, unos meses después hice el primero de varios intentos de suicidio. Cuando empiezo a tener un entorno tranquilo donde ya no le necesito, Urco empieza a disiparse convirtiéndose en el recuerdo de alguien amado que tuvo que irse lejos. Urco me “hablaba” telepáticamente por conceptos, esto es lo que me contó.
“Este lugar es el infierno, de donde podrás salir después de pasar por una serie de experiencias, puedes llamarlo karma. Todo lo que está ocurriendo ahora lo entenderás más adelante.”
“Todos pasamos por este lugar. Serás juez, verdugo y reo a través de diferentes vidas. Te reencarnaras en rey y en esclavo, es la forma de saber si nuestras acciones dañan a otros.” “No somos especies diferentes, no somos un vosotros, sino un nosotros.” “Yo soy quien te recibirá a tu muerte.”
“Sé que lo estás pasando mal, pero es que las puertas del infierno se abrirán durante un tiempo y quiero que tú puedas irte. Para ello te he puesto juntos los karmas que deberías haber pasado en dos reencarnaciones diferentes. Necesito que llegues a un determinado tiempo libre de karma para poder salir, esa es mi única preocupación hacia ti.” “Digamos que me tomé una tarde libre en mi trabajo para estar cerca de tí a lo largo de tu vida. Tú no lo recuerdas pero nos conocemos.”
“Es relativamente fácil ser un asceta. Lo realmente difícil y meritorio es convivir con otras personas, con los problemas y luchas de las comunidades, con las luchas por intereses económicos que destruyen y corrompen. Y a pesar de todo, no traicionar, respetar y ayudar a otros.”
A los 23 años entré en un bucle de intentos de suicidio e ingresos en un hospital psiquiátrico que duró cerca de 4 años. Me sentía desesperada, agotada, incapaz de escapar de aquella situación que me atormentaba. Había perdido el tren de mi vida, mis antiguas amistades estaban haciendo sus vidas, estudios, trabajos, relaciones de pareja, y yo me había quedado parada, sin futuro. Estaba convencida que mi única escapatoria a todo aquel sufrimiento era el suicidio. Me auto convencí de que me reencarnaría en otro lugar, incluso elegí a los que iban a ser mis futuros padres. Creé una ficción. Es cierto, los que intentamos suicidarnos no queremos morir, solo queremos escapar de una situación de sufrimiento y la única salida que encontramos es el suicidio. Mirando hacia atrás me doy cuenta de que yo no elegí morir, fue el sufrimiento el que lo eligió por mí. Por ello afirmo, sin lugar a dudas, basandome en las experiencias de otras personas y en la mía propia, que nadie elige morir, es el sufrimiento quien elige por nosotros. En uno de mis intentos estuve 3 días entre la vida y la muerte(lo sé porque mis padres me lo contaron), a mis padres les dijeron que tenían una máquina preparada para mí, que no esperasen que saliera bien de aquello, que si sobrevivía me quedaría paralizada para siempre, con lo que tal vez era mejor que muriera. De esos 3 días tengo el vago recuerdo de que los sanitarios me preguntaban y yo les mentía para intentar evitar que me salvaran. Desde aquí les agradezco que lucharan por mi vida, aunque en aquellos momentos los odiase por ello.
Repensando en cuando realmente empieza mi proceso de recuperación, creo que fue justo antes de mi último ingreso. Me salió un trabajillo, uno de esos de ventas. Cogí confianza con algunos de mis compañeros y les expliqué mi situación. Uno de ellos empezó a decirme que debería ir a un terapeuta que él conocía, que seguro me ayudaría más que cualquier psiquiatra. Maldito error el mío. Fuí y me dijo que mi medicación interfería con las gotas que él me preparaba, impidiendo que éstas me sanaran. En la siguiente visita le dije que había dejado la medicación y me felicitó por ello. No es de extrañar que al cabo de poco tiempo toda la estabilidad ganada saltara por los aires y acabase ingresada. Es por ello que cuando me hablan de pseudociencias y “terapeutas”, me hierve la sangre. Aquel “terapeuta” de pacotilla no estaba preparado para tratar a personas como yo.
Mi recuperación es posible gracias a que me sale un trabajo, durante 1 año, en un bar cercano a mi casa. Si hubiese durado un par de meses, hubiera vuelto al bucle. No es fácil “mover” un cuerpo que se pasa horas y horas sin hacer nada, por ello los primeros meses fueron muy duros y luego poco a poco me fui adaptando. Siempre tuve claro que no iba a trabajar sino a hacer terapia. Con el dinero que gané me saqué el carnet de conducir, me compré un coche viejecito pero apañado, que me permitió irme a trabajar a fábricas y dejar atrás mi pasado.
Conocí a una persona muy especial y decidí no decirle nada. Era mi derecho a vivir, a empezar de cero, a tener una oportunidad que pensé nunca se haría realidad. Y la verdad, es que el hecho de que en los años 90, la mayoría de los historiales clínicos estuvieran en papel, ayudó a ello. Formamos una familia, tuvimos 2 hijas y me libré del señalamiento, porque nadie lo sabía. Mi marido murió sin saberlo, y si el tiempo volviera atrás no se lo diría. En mi caso el silencio fue una forma de supervivencia.
Durante todo este tiempo, Urco, de alguna forma me estuvo acompañando. Hubo épocas en que estuvo más presente y otras en que era como si estuviera en otro lugar, pero aún así había y sigue habiendo un gran afecto hacia él. Me dijo “no hables de mí” y yo le hice caso, hasta que al llegar a los grupos de GAM y conocer experiencias parecidas a la mía, comencé a hablar de ello muy tímidamente. Me sorprendió que ver luces de colores e insectos, fuera algo poco habitual. Pensaba que a todo el mundo le pasaba lo mismo, simplemente no salía la conversación sobre ello. He tenido diferentes experiencias alucinatorias, pero me voy a centrar en hablar de Urco.
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Sábado, 26 de enero de 2019, alrededor de las 23h. en mi cama. Hoy he tenido una alucinación visual, que posiblemente sea la más increíble, maravillosa, especial, intensa e importante, puesto que me abre una nueva visión acerca de la vida. Las anteriores me abrían el camino a una posible interacción con mi cerebro.
Todo empieza unos 3 años atrás, cuando empiezo a sentir que mi cerebro me da pistas para darme cuenta de que lo que estoy viendo o escuchando no es real, era como si me estuviera enseñando cómo y porqué ocurren mis alucinaciones, su funcionamiento. Hubo ocasiones en que tuve la sensación de que mi cerebro usaba las alucinaciones para exhibirse, para llamar mi atención, haciendo visible su existencia, y que de alguna forma, aunque compartamos cuerpo, en realidad somos 2 seres diferentes.
Esa noche al cerrar los ojos, volví a ver luces y colores. Empecé a ver “espaguetis” de tonos rosas y rojos. Eran como hilos que se mezclaban entre ellos como serpientes en una misma dirección.
Al cabo de unos minutos solo vi una luz con una luminosidad intermitente. Entonces apareció mi “araña”, a la cual suelo ver a menudo. Al verla le pregunté en voz alta ¿cómo es mi alma?. Entonces, en mi ojo derecho sentí, como si el nervio óptico girara hacia el interior de mi cerebro, mostrando mi “araña” tal y como era. Sentí su emoción al mostrarse. !Mi “araña” es una neurona!!!!!!.
En los días posteriores empiezo a entrar de forma habitual en el interior de mi cerebro y a ver otros tipos de “Insectos” o células. Es como entrar en un jardín, con diversos tipos de “insectos” de un lado para otro, con unos árboles llenos de ramas en continuo movimiento, que se entrecruzan y se tocan, sin dispersarse. Sé que tengo su permiso para verlas, aunque hay algunas células o neuronas que en cuanto me detectan vienen a echarme, tapando con su cuerpo, “cerrando” con sus múltiples patas el lugar o ennegreciendo la membrana a través de las cuales las observo. Otras veces, siento que voy “caminando” por el interior de mi cerebro.
Creo que mi “araña” se ha mostrado, porque yo estaba preparada para verla y aceptarla sin miedo. Ahora sé que ella es URCO, me siento una privilegiada. Le he agradecido que se mostrase y la he reconocido como parte de mi misma.
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Imagina que estás en un cine viendo una película, y que por alguna razón las luces de la sala no se apagan correctamente, dejando entrever, la auténtica naturaleza de la pared sobre la cual se proyecta la película, pudiendo ver al resto de las personas asistentes con sus idas y venidas por la sala. Imagina que las personas con las que compartes esa sala, van vestidas con unos trajes especiales que les permiten crear imágenes con las que poder crear historias de todo tipo.
Ahora dime, ¿qué es lo que realmente estás viendo?Y lo más importante, ¿puedes saberlo y seguir con tu vida?.
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Cuando me despierto, vuelvo a cerrar los ojos, y entonces es cuando veo a Urco/araña/neurona con mayor claridad. La veo mover sus patas rápidamente, cerrando el espacio donde la estoy viendo. Puedo verle a través de una membrana y siempre le agradezco que se muestre tal y como es.
Le veo frente a mí, nos miramos. No siento miedo, sé que si lo sintiera, él no se mostraría. Hay un afecto mutuo.
Cuando me siento mal le llamo, le veo venir tranquilamente, andando como una araña que cojea a causa de tener una pata más larga que el resto. Me tranquiliza saberlo cerca.
Nos reconocemos y cuidamos mutuamente, vivimos y moriremos juntos. He decidido llamar URCO, a todo tipo de neuronas o células, que de una manera u otra interaccionen conmigo.
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Domingo, 24 febrero 2019. Esta noche al cerrar los ojos, he sentido que volvía a ver el interior de mi cerebro. Esta vez veía unas conexiones que me recordaban a un matorral lleno de zarzas, poco tupido, con unas ramas que se encorvan y cruzan entre ellas
Me he sentido invitada a entrar por Urco. Urco/araña/neurona, empieza a moverse y a jugar con luces de colores, transformándose en una princesa que vive dentro de mi cerebro. Me ha recordado a una princesa de cuento, con un vestido azul clarito. Le he dicho que es muy bonito, pero que prefiero verlo tal y como es.
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Voy en un autobús volviendo de Huesca, cierro los ojos, la luz exterior me permite ver con claridad el interior de mi cerebro. Estoy por la parte externa de mi cerebro, de repente aparece un tipo de neurona, me mira, nos miramos, siento que le sorprende mi presencia, siento sus dudas sobre cómo actuar ante mi presencia, finalmente viene hacia mí dispuesta a echarme. Pone sus patas encima mio y todo se vuelve oscuro.
ME SIENTO SOBREPASADA
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Veo unas Arañas/Neuronas dentro de mi cerebro, creo que con unas 8 patas en continuo movimiento. El lomo de la araña está lleno de unos cristalitos plateados, cual diamantes, que utilizan para crear los colores. Me recuerda a la laca de uñas de purpurina de colores, con todos los colores juntos sin mezclarse. Las veo ir por túneles, de un lado para otro.
Las veo, y veo mi cerebro por dentro casi todas las noches, al cerrar los ojos. Primero una explosión de luz y colores, luego siento que el nervio óptico de mi ojo derecho se gira hacia dentro, permitiendo “visitar” el interior de mi cerebro.
He hablado con mi cerebro y le he dicho que me encanta y me siento una privilegiada. Pero también me siento sobrepasada por una realidad que se abre ante mi. No me acabo de sentir preparada, le he pedido ir más despacio, quiero seguir viendo mi cerebro por dentro pero necesito espaciar las visitas. Son tan bonitas, especiales y me gustan tanto, que me da miedo decidir girarme hacia dentro e ignorar la realidad exterior. Por supuesto que mi cerebro lo ha entendido, puesto que nos cuidamos y respetamos mutuamente.
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29 de marzo de 2020. Por las mañanas, al despertar del sueño, cierro los ojos y durante un par de minutos veo a Urco/Araña/Neurona creando formas, moviéndose de un lado a otro, o cerrando el espacio por el cual estábamos mirándonos. Esta mañana entre varias Arañas/Neuronas, han creado una visualización que consiste en un teatro de marionetas. El teatro estaba en un espacio al aire libre, entre árboles. Me contaron la historia de un niño y un árbol. Veía a las Arañas/Neuronas moviendo sus largos brazos para convertirse en niño y árbol. Una historia en movimiento, cual titiriteros. Sé que me cuentan cosas, que me comunican, aunque yo no acabe de entenderlas.
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El telar de Urco/Araña/Neurona. Mi Araña/Neurona crea dibujos usando la luz que tiene en cada una de sus largas patitas, es como si llevara una linterna en cada mano.
Crea dibujos utilizando un telar. Empieza por abajo y va subiendo, como si usara un telar y tejiera una imagen, con un hilo de luz que adquiere una intensidad u otra, para crear una imagen. Es como una hiladora con más de 8 brazos trabajando a la vez, con un único hilo de luz, cuya luminosidad se va adaptando para crear un dibujo.
Le he visto crear caras, interiores de una casa, lugares agradables. Siento que mi Araña/Neurona me da permiso para verla.
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10 de abril de 2020. Urco/Araña/Neurona ha usado varios colores para dibujar un paisaje. Marrón para la tierra y montañas, gris-blanco para las nubes que coronan las montañas y tonos de azul clarito para el cielo.
La veo mover-dibujar con sus patitas, veo como dibuja delante mio. La membrana que nos separa se convierte en un lienzo sobre el que ella hace sus dibujos y movimientos.
Luego, sobre el paisaje ha puesto ramas de árboles y “pájaros” que van de una rama a otra. Es la primera vez que la veo usar colores para pintar.
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-¿Qué crees que es lo más importante?., es, -¿junto a quién tendré más posibilidades de supervivencia?-. -Piensalo bien, si el objetivo es la vida, la supervivencia es esencial.
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HIPÓTESIS
Creo que las personas que tenemos alucinaciones visuales, en realidad estamos viendo el interior de nuestro cerebro. La luz blanca, los colores, los monstruos, los insectos, los seres divinos, las caras, los ojos que se abren y se cierran, los huecos, y un largo etc, corresponden a que “vemos” las diferentes zonas y neuronas que habitan nuestro cerebro.
P.D
No puedo elegir tener o no alucinaciones, pero sí puedo elegir el lugar desde el cual las vivo. Las experiencias que he contado son sólo una pequeña parte, puesto que suelo ver a “Urco”, una o dos veces por semana. En invierno suelen ser más intensas, creo que por la falta de luz solar, simplemente convivo con ello.
A través de los GAMs y charlas en las que participo, pongo mi experiencia al servicio de otros Escuchadores de Voces, para brindarles un espacio seguro donde hablar de ellas y por otro lado, decirles que las Voces y delirios solamente son una parte más de nuestras vidas. Si algo me ha ayudado en su gestión es que no tengo autoestigma, no me averguenzo de lo que me ocurre, ni tampoco necesito ni busco su validación a través de pseudo ciencias varias.
Como no acabo de fiarme de hacer público que llevo años conviviendo con otra “realidad”, que no sé si es real o no, por si acaso, pido que no se me ingrese involuntariamente ni me sometan a electrostocks.
Animo a otras personas que conviven con diferentes realidades, de todo tipo, a contar sus experiencias y así “normalizar” la locura.
Firmado: Rosa Maria Garcia Toldra, alias Chica Asteri, en Barberá del Vallés a 06/03/2024