Durante un encuentro virtual entre personas con experiencia propia en salud mental, con la intención de crear algo común en todo el estado español, uno de los asistentes dijo que las personas, que asistimos a formaciones, estábamos siendo ¡¡¡¡¡¡“psicoeducadas”!!!!!!!.
Yo salté preguntando si según ella había “locos de primera y locos de segunda clase”. Respondió con una risita, llena de superioridad moral, con un “ay, ya sabía yo que esto iba a traer controversia”, “ji, ji, ji”.
Al cabo de unas horas, dejando que el malestar interno bajara, por presenciar semejante DISCRIMINACIÓN hacia las personas de un colectivo al cual dice defender, me dí cuenta de que la diferencia estaba en donde ella tiene SU PLATO DE COMIDA, puesto que no se refirió en esos términos hacia los que están bajo el paraguas del lugar en el que está contratada. Evidentemente allí están los “locos” de primera y su plato de comida, que están en el lugar correcto, y por supuesto son poseedores de la verdad absoluta.
Hemos conseguido muchos avances en la lucha contra el estigma, el autoestigma, el señalamiento social, la discriminación por tener un diagnóstico psiquiátrico. Pero ahora dentro del colectivo nos encontramos con PROFESIONALES QUE SE ESCONDEN DETRÁS DE UN DIAGNÓSTICO PSIQUIÁTRICO, que se aprovechan de la vulnerabilidad de una parte importante del colectivo, para apropiarse de nuestra voz, que és exactamente lo mismo que históricamente han los psiquiatras biologicistas y la industria farmacéutica, reducirnos a buenos o malos “locos”, según nos “traguemos” sus pastillas o sus consignas.
Que no, que no te lo compro.
Rosa García, alias Chica Asteri


